
Las hojas artificiales están cubiertas por materiales como grafito o nanotubos de carbono. Los rayos solares activan las moléculas sensibles a la luz, lo que crea la electricidad. La semejanza con la naturaleza radica en que las plantas realizan el mismo procedimiento para sintetizar las azúcares que necesitan para crecer. La meta a corto plazo es mejorar esta técnica, pues aunque ha probado ser funcional, aún no se encuentra al tope de eficiencia.